Historia

Alcalá la Real es un enclave de gran importancia estratégica en el sur de la Península Ibérica. Este hecho y, en especial, el carácter de frontera que tuvo en el pasado han determinado el devenir histórico de la ciudad. La situación privilegiada de Alcalá, con el continuo discurrir de gentes de las más diversas culturas y condiciones, se ha traducido en un enriquecedor intercambio de ideas. Esta gran permeabilidad cultural es, probablemente, una de las causas del carácter cosmopolita y abierto que caracteriza a su población.

Si bien la ocupación humana en Alcalá la Real está atestiguada desde tiempos tan remotos como el Paleolítico, su papel en la historia comienza a ser relevante en época musulmana. Con anterioridad, existen testimonios de un poblamiento continuado a través de numerosos yacimientos arqueológicos distribuidos por todo el término municipal, que abarcan desde el Paleolítico Medio, el Neolítico, la Edad del Cobre, el Bronce Argárico y el Bronce Tardío, hasta la cultura ibera, la época romana y tardorromana.

Los primeros musulmanes llegaron a Alcalá la Real en el año 713 d.C. ó 94 H. Durante el reinado de Al-Hakem II (822-852 d.C.) destaca, dentro del amplio programa de construcción de este califa, la confección de una red de atalayas para proteger el territorio de las incursiones de los escandinavos (construidas post. 844). La primera conquista de Alcalá la Real por los cristianos tuvo lugar en el año 1074 reinando Alfonso VI (1072-1109). Pero fue el siglo XII el más brillante de la historia musulmana de Alcalá la Real. Su población llegó a cobrar amplia autonomía en ciertos momentos (fue independiente del poder africano —los almorávides— entre 1145 y el 1149). Este protagonismo se debió en gran parte al gobernador de la fortaleza ’Abd al-Malik. Es en este momento cuando la ciudad alcanza un mayor desarrollo y esplendor en las artes y las letras, destacando la figura de Ibn Said al-Magribí.

Durante los siglos XIII y XIV Alcalá la Real fue sucesivamente conquistada por musulmanes y cristianos. Pero la conquista cristiana definitiva comenzó a finales de 1340 cuando Alfonso XI decidió talar los campos de Alcalá la Real preparando su asalto final e, incluso, llegó a conquistar los arrabales el 20 de diciembre, festividad de Santo Domingo de Silos. Éste fue el motivo de la construcción y advocación de una parroquia en las laderas de La Mota que recibió el nombre de Iglesia de Santo Domingo de Silos. Finalmente, en 1341, con artillería incluida, Alfonso XI conquistó Alcalá la Real. Este mismo monarca, interesado en que un lugar tan estratégico como era Alcalá la Real dependiera directamente de la Corona, fundó una abadía de patronato real independiente de todas las diócesis, excepto de la de Toledo, de la cual era sufragaria. Esta Abadía de Alcalá la Real se caracterizaba por una jurisdicción propia e independiente. Los ejemplos, aún en pie, que evidencian este período de esplendor son la Iglesia Mayor Abacial y el Palacio Abacial en el Llanillo.

Hasta la conquista del reino de Granada, en 1.492, Alcalá la Real se convirtió en un punto de concentración de las tropas que el rey de Castilla utilizaba para realizar sus incursiones. Con la conquista de Granada y la consiguiente disminución del peligro la población fue abandonando La Mota para establecerse en los arrabales de sus laderas. De todas formas, durante el siglo XVI La Mota todavía conservaba sus atribuciones tradicionales y siguió siendo un centro de poder civil y religioso, poderes que la embellecían con nuevos y suntuosos edificios. Fue también el lugar donde las clases nobles decidieron construir sus mansiones.

A finales del siglo XVI la población comenzó a instalarse definitivamente en las laderas. En 1560 La Mota sólo acogía a 200 vecinos y, en su exterior, residían ya 2.000. Este proceso de despoblación continuó en el siglo XVII y, a su fin, tan sólo vivían en el interior del recinto amurallado las autoridades civiles, religiosas y algunos cargos vinculados a ellas (unos 40 vecinos). Incluso el Cabildo Municipal traslada sus dependencias a un nuevo Ayuntamiento, situado en la parte baja de la ladera, con el objetivo de acercarse a sus administrados, abandonando la construcción de nuevos edificios en el llano de La Mota. Posteriormente, la Invasión Francesa dejó nefastas huellas en Alcalá la Real ya que, durante el conflicto bélico, se arrasó y voló una parte de las murallas de La Mota y la Torre de la Mazmorra-Prisión. En 1810 las tropas francesas ordenaron el traslado de los objetos de culto de la Iglesia Mayor Abacial, con el objeto de unir el templo al resto de las fortificaciones que se estructuraban en la parte suroriental de La Mota. La iglesia fue desmantelada y utilizada como almacén y dependencia para usos militares. En su retirada los franceses la incendiaron, provocando que la bóveda de la nave se desprendiera. Las reformas liberales del siglo XIX y el Concordato con la Santa Sede de 1851 conllevaron la desaparición de la Abadía, lo que contribuyó, primero, al abandono de la Iglesia y, consecuentemente, a su continuo deterioro.

Desde ese momento se convirtió, por decisión municipal, en un cementerio local que se extendió a la explanada exterior de la Iglesia y se estructuró en dos grandes recintos. A finales de 1874 el peso de las plantas del cementerio y un movimiento sísmico contribuyó a que las bóvedas de crucería y la capilla mayor de la Iglesia Mayor Abacial se derrumbaran. Todo el conjunto se mantuvo relativamente en pie hasta mediados del siglo XIX en el cual, incluso porque así lo establecían las ordenanzas municipales, se fue demoliendo hasta mostrar el aspecto que tenía la iglesia hasta el inicio de las labores de restauración llevadas a cabo por la Escuela Taller del Ayuntamiento de Alcalá la Real en 1990.

Desde este momento, Alcalá la Real presidida por el impresionante Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota, se ha convertido en un referente dentro de la Ruta del Califato donde la rehabilitación y musealización del patrimonio se configura como motor de desarrollo local y del entorno urbano y rural que la rodea.

Alcalá la Real está declarada Conjunto Histórico Artístico, y la Fortaleza de la Mota, con sus murallas y Torre de la Alcazaba así como la red de atalayas ligadas a la misma, declarada Bien Cultural de Andalucía.

Personajes Históricos

  • Aben Jakán. Filósofo y literato originario de Charilla y que vivió en la Corte de Granada.
  • Abu Yafar Ahmad, poeta y amante de la poetisa Hafsa bint al-Havy ar-Rakuniyya:  Rakunilla. A él se deben los verso que mejor describen la belleza de la Fortaleza: La luna es su corona, las pléyades sus pendientes y su cinturón las estrellas brillantes.¿ Acaso Alcalá no domina el verdoso campo y quien ve su extensión no olvida sus preocupaciones?
  • Ibn Said al-Magribí (1275/1286), el último de la dinastía de los Said Señores de Alcalá. antólogo de la poesía andalusí y del Magreb. Autor de El libro de las banderas de los campeones. Este libro evidencia cuán importante era la poesía amorosa en la educación andalusí, y recoge unos de los pocos restos históricos de amor entre hombres de la época. 1250 publicó el Kitāb al-Jugrāfīyā (Libro de la Geografía) en el que integra las experiencias de sus viajes por todo el mundo islámico y las costas del océano Índico. Ibn Sa’īd también visitó Armenia y estuvo en la corte de Hulagu entre 1256 y 1265.
  • Juan Ruiz de Cisneros Arcipreste de Hita, (1284-1351) aunque debatida su procedencia, según algunas investigaciones el autor del libro del Buen Amor  nació en nuestra ciudad.La hipótesis se argumenta considerando que Juan Ruiz de Cisneros, es hijo bastardo de Arias González, señor de Cisneros, que estuvo cautivo en dicha ciudad de 1280 a 1305, fecha de nacimiento del escritor. A partir de ahí, examinando el Libro del Buen Amor, los autores que postulan esta hipótesis señalan numerosos paralelismos con la vida de este Juan Ruiz de Cisneros. También se realiza en ocasiones un análisis de estilo del libro en el que se hace énfasis en los rasgos que podrían provenir de la literatura musulmana y andaluza.El verso famoso con que Trotaconventos saluda a la mora de parte del Arcipreste: «Fija, mucho os saluda uno que es de Alcalá» (estrofa 1510a). Esta afirmación es uno de los hechos que pueden ser aceptados como verídicos, porque encaja coherentemente con el resto de las noticias personales que aparecen en la obra.

 

Políticos y militares

  • Antonio de Mendoza y Pacheco (1493-1552), político y militar, Virrey de la Nueva España.  Hijo del Conde de Tendillas, alcaide de Alcalá la Real y primer alcaide cristiano de la Alhambra.

 

 

Catedráticos

  • Alonso Alcalá. ( 1465-1540). Hijo de judíos, médico y jurista. Catedrático en la universidad de Salamanca

 

 

Pintores

  • Pedro de Raxis (1555-1626) fue un pintor y dorador español, miembro de una extensa familia de artistas originaria de Italia y establecida en Alcalá la Real . Era nieto del pintor sardo Pedro Raxis «el Viejo», natural de Cagliari (Italia). Su formación discurrió en el taller familiar donde, bajo la dirección del abuelo, trabajaron su padre Melchor Raxis y sus tíos, Pedro, Nicolás, Miguel y Pablo, más conocido como Pablo de Rojas. El taller de los Raxis extendió su influencia desde Alcalá la Real a toda la diócesis jienense, con ramificaciones en las provincias circundantes especialmente en Granada.

 

 

Escultores

  • Pablo de Rojas (1549-1611), escultor eslabón que enlaza el romanismo manierista con el naturalismo barroco, el creador de los prototipos de Crucificados y Nazarenos andaluces, y aún de los castellanos. Será el escultor que dará el paso decisivo para la adecuada valoración de la imagen procesional, al tender, por propio instinto, a la concepción de la figura aislada, sobria y rotunda de traza.
  • Juan Martínez Montañés (1568-1649), escultor. Discípulo de Pablo de Rojas. máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería. Prácticamente toda su obra fue de tema religioso, menos dos estatuas orantes y el retrato de Felipe IV. Conocido como  El dios de la madera.

 

 

Relojeros

  • Fernando de Tapia y Castilla. Edil designado por Carlos IV y gran relojero al que se debe el reloj de fases lunares de la torre del Ayuntamiento.

 

 

Músicos

  • Pep Ventura (1817-1875), músico y compositor, creador de la sardana moderna.

Fiestas y Tradiciones

Alcalá la Real es una ciudad dinámica y preocupada por la cultura y el ocio. Un municipio que ha sabido mantener sus tradiciones ligadas a la actividad agro ganadera y a las fiestas religiosas, pero también ampliarlas y adaptarse a los nuevos tiempos.

La Semana Santa y Etnosur (http://www.etnosur.com/), son citas festivas indispensables. En la primera, se aúnan la fe con la algarabí a popular plasmada en sus pasos escenificados o pregonados. En la segunda, se fomenta el carácter multicultural a través de un festival en el que la música, no lo es todo: conferenciastalleresexposicionessabores y artesanía conforman una programación donde la tolerancia y la solidaridad son las protagonistas. Logrando que el mes de Julio en Alcalá sea de lo más variado.

En la candelaria, el 2 de febrero, se procesiona a la Virgen de las Mercedes a la que se le ofrece pichones disfrazados al antojo popular y tartas de merengue que luego se reparten entre los asistentes; el 18 de marzo se celebra la noche de las lumbres y tambores donde se encienden hogueras frente a las hornacinas dedicadas a San José; y el 23 de junio, la fiesta de san juan con la quema de la bruja.

En verano la fiesta medieval  que se celebra en la Fortaleza de la Mota te transportará a otro tiempo.

La semana santa de Alcalá la Real está llena de matices y originalidad. La ciudad es cuna de los imagineros Pablo de Rojas y Martínez Montañés, maestros de la escuela andaluza, aunque ninguna de sus obras está en su ciudad de origen.

Los pasos son de dos tipos: los mímicospregonados o representados, y los de andas. Los pasos mímicos son una fusión de dos tradiciones distintas: los autos sacramentales o misterios (piezas de teatro religioso) y los ingenios (representaciones religiosas festivas de pasajes bíblicos de la vida, pasión y muerte de Cristo).

Estas representaciones tenían como objetivo divulgar la doctrina católica. Tradicionalmente, en Alcalá la Real los pregoneros enlutados desarrollan un papel importante en las mismas, voceando una composición mezcla de poesía y prosa, con entonación y musicalidad peculiares, sirviendo las diversas calles y plazas de la villa como escenario.

Además podrá disfrutar de un paisaje sin igual, con vistas a la Fortaleza de la Mota y rodeado por olivos centenarios.

La cocina de Alcalá está muy ligada a sus tradiciones y fiestas. Destacan la repostería de tortas y roscos de manteca, los productos de matanza: el lomo en aceite, salchichón y los quesos de cabra.

Los platos más conocidos son los que se hacen con motivo de los encuentros con amigos y familiares, los guisos, y en los que se degustan el arroz caldoso, la secretaria, o los jarretes, con buen vino y cerveza del lugar.

Alcalá es un lugar perfecto para descubrir buenos productos locales y su modo de elaboración. Disfruta su aceite realizando oleoturismo en sus almazaras y molinos, Enoturismo visitando sus bodegas, disfrutando sus caldos y conociendo los privilegios que esta ciudad tuvo con respecto a sus vinos en la antigüedad. Sus quesos y embutidos o también su cerveza tradicional no te dejarán indiferente.