Aunque a lo largo de la historia ha habido intentos de crear un núcleo urbano, la diseminación ha sido la característica de esta aldea. Sólo en las proximidades de la carretera se vienen agrupando algunas viviendas, en torno a la nueva ermita de San Isidro Labrador, La vieja se yergue aún sobre un cerro que domina el paisaje y todo este territorio comprende unos 100 habitantes. Allí se celebra la fiesta en el mes de mayo desde tiempo inmemorial.
Son numerosos los lugares pintorescos que nos ofrece el término, como la atalaya de los Pedregales, el cortijo de Chínales o Puertollano, donde se han encontrado restos de una antigua calzada romana y desde la que se ofrece una distinta visión de la Mota.