La Revista Adiós Cultural- publicación editada y patrocinada por Grupo Funespaña, con el objetivo de dar a conocer y acercar al gran público la realidad y la historia de los cementerios españoles como espacios importantes en la vida de las ciudades- mantiene abierto el Concurso de Cementerios de España 2016. La antigua necrópolis de la Fortaleza de la Mota es candidata a ser reconocida en la categoría de Mejor Historia en el marco del citado concurso.
Desde el Ayuntamiento de Alcalá la Real se anima a votar, ya que, entre otras cosas, la Mota tendrá proyección nacional de salir elegida. Para votar por la Fortaleza de la Mota como Mejor Historia Funeraria de España se puede hacer en la dirección que se adjunta a continuación. Sólo se necesita introducir el correo electrónico, aceptar la política de privacidad y se activará la pestaña de votar debajo de Alcalá la Real:
http://www.revistaadios.es/micementerio_tercera_edicion.html#capa5-tab
A falta del fin de las votaciones, el 30 de septiembre, los tres mejores clasificados en las distintas categorías son en mejor cementerio: Castro Urdiales (Cantabria), Alcaudete (Jaén) y Valencia (La Paz). En mejor monumento: Piedrahíta (Ávila), Castro Urdiales (Cantabria) y Linares (Jaén). Y en mejor historia documentada, la de Alcalá la Real (Jaén), Puerto Real (Cádiz) y Vitoria.
MÁXIMO EXPONENTE ALCALAÍNO
El máximo exponente de la necrópolis de Alcalá la Real- con más de cinco siglos de antigüedad- se sitúa en la Iglesia Mayor Abacial, lugar donde actualmente se proyecta el audiovisual del Centro de Interpretación de la Vida en la Frontera.
El Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota, la Alcalá vieja, fue el emplazamiento de la ciudad desde la Edad Media hasta el Siglo XVIII. Aquí se aprecia arquitectónicamente la dualidad de su pasado musulmán y cristiano a través del perfil de Sta. Mª La Mayor y la Torre del Homenaje de su alcazaba.
Hasta la construcción del actual cementerio, los difuntos de Alcalá la Real yacían en la Fortaleza de la Mota.
En el solar de la ciudad vieja los vestigios funerarios son de muy diversa índole. Un espléndido jardín de lavandas atesora los límites que ocupó el cementerio civil desde finales del XIX hasta mediados del S.XX, y aljibes que han entrado en desuso, repartidos por la trama urbana de la antigua ciudad amurallada y que han sido reutilizados como osarios.
Pero, sin duda, es el interior de la Iglesia Mayor Abacial el que conserva la memoria funeraria de éste lugar a lo largo de más de cinco siglos. Una visión impactante y sobrecogedora que permite ver en sus paredes y en el subsuelo las marcas de su función como cementerio.